En un momento potencialmente calamitoso, una niña de 12 años de Easley, Carolina del Sur, transformó una audición interrumpida en “America’s Got Talent” en una experiencia indeleble tanto para los jueces como para el público.

Cuando Ansley comenzó su interpretación de “Think” de Aretha Franklin, el juez Simon Cowell detuvo inesperadamente su actuación, expresando su desdén por la música de fondo, que calificó de “horrible, horrible”.

Después de una breve pausa, Cowell propuso que Ansley continuara sin ningún acompañamiento musical.

Aunque inicialmente sorprendida, ella aceptó con gracia, incluso tomándose un sorbo de agua del vaso de Cowell, juguetonamente apodado “agua mágica”. El público y los jueces la apoyaron con un aplauso resonante.

Impulsada por la confianza recién adquirida, Ansley comenzó a cantar la canción con la destreza y compostura de una profesional experimentada.

Su actuación cautivó a los cuatro jueces, quienes emitieron votos “sí” unánimes y aseguraron su avance a la siguiente ronda.